miércoles, 31 de octubre de 2012
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Llevo procurando un par de meses no quererte demasiado, tener controlada la situación, y a su vez, los sentimientos. Te beso porque es lo único que tengo seguro contigo. No hay ni siquiera una base de la cual partir. Nos tenemos hasta donde queremos, o mejor dicho, nos tenemos hasta donde podemos. Hasta donde terminan nuestros cuerpos, de la cabeza a los pies, excluyendo el corazón y el alma. No quiero escucharte decir que me quieres, ni que me llames como las parejas suelen llamarse. Nada de "amor", "cariño", o "vida mía". No soy tuya. No eres mío. Mantengamosnos donde estamos, no intentemos volar más alto de lo que podemos ver. No perdamos esto por extralimitarnos, por perder de vista el objetivo. Te quiero tan mío como pueda llegar a tenerte sin tener que atarme a ti, sin que tengamos que fingir que nos morimos si no nos rozamos. Hace tiempo que no me preocupo de sí mañana volveremos a ser dos o seguiremos siendo uno. Dejemos que esto fluya como la marea, dejame disfrutar de tu compañía sin tener que llevar a cuestas el temor al olvido.
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