lunes, 16 de enero de 2012

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Que yo siempre fui una flor que se regaba con cualquier regadera, que nunca dejaba que se plantaran al lado mía, no si iba a ser para siempre, nunca creía en un periodo de tiempo tan largo. Pero entonces llegaste tú y rompiste todos mis esquemas, mis medias y lo que no eran mis medias, te metes en mi cama cualquier noche, no hace falta ni que te lo diga, siempre apareces con ese aire chulesco tuyo, con esa mirada que dice más que una sonrisa, y te bajas del coche y me haces ese gesto con el dedo, vienes hacia mí y me dices: ¡No sé que estás haciendo conmigo! Y yo te sonrío.

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